Horror Niebla (Horror Energy Swarm)

Santiago Gómez

8 abril - 22 abril 2022

Texto: M.S. Yaniz

Hay un vínculo directo entre modos de vida y sustancias donde la experiencia puede ser modulada; un hombre en el siglo XIII tuvo menos estímulos visuales en toda su vida que un adolescente hoy scrolleando media hora; sin petróleo la globalización habría tomado siglos más; internet y el ciberespacio operan en paralelo a la experiencia del MDMA; ciertas cosmologías no podrían verse sin las plantas medicinales que abrieron la percepción y el café desde antaño mantiene el estándar de velocidad en la modernidad ¿Podría ser que habitar el alto capitalismo lleno de sensaciones y goce es improbable sin la gama de bebidas energéticas que nos ofrece y demanda el libre mercado?

Santiago Gómez (Bogotá, 1992) goza de la sensibilidad del capitalismo desde los derrames de la industria de la velocidad. Monster energy aparece como el elemento oscuro que moldea las fantasías. Es promesa niebla de productividad, éxito, adrenalina, autos y motos con clase, goce y chicas hot ¿O no será más bien que los ancestros del capitalismo están encerrados en esas botellas y su jugo es lo que nos mantiene sometidos a la semiótica del placer? Y las imágenes de las Monster Girls tales sirenas nos arrastran al imperativo por gozar para consumir, trabajar y morir. La máquina es a la vez la liberación de la carne y la destrucción de la carne, resuelta en la jouissance de la inmersión en la inmanencia.

Si el capitalismo fuera una forma podríamos fácilmente moldear otra, salir de ahí, reconfigurarla. Pero es el gran flujo de sensibilidades, el medio por el cual seremos aniquilados. Una tenue neblina ancestral que todo lo corroe ¿Dónde se cifra el horror en un paradigma cultural de los excesos satisfactorios y las experiencias estimulantes?

El horror, al igual que el capital, se define a sí mismo a través del pacto con la abstracción. Quizá, y a eso nos orilla la instalación HORROR NIEBLA (Horror Energy Swarm), lo temible sea el cúmulo de signos provocadores subdivididos a lo largo del espectro de la amorfidad cuya materia captura nuestro deseo. La solución estética de Gómez se disuelve en gestos minimalistas y sensoriales como las ideas que persigue, no se deja llevar por los excesos de la máquina de sujeción social que tematiza sino que da ocasión de sentir las pequeñas modulaciones del monstruo. La sacarosa, la idealización del cuerpo y las excreciones que producen energía se abstraen para entrar a la zona de especulación.

Monster Energy es el petróleo es el semen es la sangre es el café es el suero es la hipérbole de lo líquido que fluye en el mundo y en tu cuerpo. Su color brillante produce distancia de la naturaleza y nos lleva al terreno del horror cósmico, donde la crítica es evidenciar la visualidad artificial de la líbido.

compás 88